29 mar 2011

Las caderas de Shakira le ganan a su voz

La Loba ofreció el domingo un show de hora y media. Cantó 19 temas
DUBRASKA FALCÓN |  EL UNIVERSAL
martes 29 de marzo de 2011  12:00 AM

Ver a Shakira en concierto es presenciar literalmente una batalla campal entre los movimientos de sus caderas contra los cambios de color de su voz. Aunque a veces la niña de Pies Descalzos logra salir, los aullidos de La Loba se apoderan por completo de los 1.57 metros de estatura de la colombiana. Cuando Shakira está en tarima genera más delirio por sus caderas que por su voz nasal.

Así ocurrió el pasado domingo en el estadio de fútbol de la Universidad Simón Bolívar. Luego de una larga e inexplicable espera que molestó al público -en el que se encontraban niños- la barranquillera salió a las 10:27 p.m. cantando Pienso en ti. La diva decidió bajar del Olimpo y caminar por el lateral izquierdo de la tarima. Entre el público, su voz era la protagonista. Envuelta en un traje fucsia cantaba a capela.

Pero su particular voz sería acallada cuando se despojó del vestido. Un pantalón negro ajustado casi al punto de no dejarla respirar y una camisa dorada se convertirían en su nueva piel (se cambiaría unas cinco veces más de ropa). Ahora sí, La Loba estaba en escena.

Quizás cuando cantó temas como Inevitable y Antes de las seis, la artista de los 90 se dejó ver. Fue entonces cuando el público agradeció y la aplaudió de pie. Porque en la hora y media que duró su show las palmas también fueron opacadas por chillidos que podían romper tímpanos mientras que ella llenaba el escenario con el zigzaguear de su cuerpo.

Con temas como Suerte, La Tortura, Loca, ciega sordomuda, La Loca y La Loba, Shakira mostró sus habilidades para contorsionarse. Pechos, glúteos, caderas, cabellera, espalda, piernas, brazos y pies. No dejó parte del cuerpo sin mover.

Shakira es un espectáculo. Con un sencillo pero contundente show, se convierte en la reina latina del pop. Quizás en el momento en el que más muestra la lucha entre sus caderas y su voz es mientras realiza el performance de flamenco. Un cajón y dos guitarras. No más. Ella -al igual que lo hizo Madonna, según los entendidos- se adueñó hasta del piso del escenario. Lo seduce, lo hace suyo mientras canta Nothing else matters -tema de Metallica- Despedida y Gitana.

El concierto que tuvo como teloneros a los cantantes venezolanos Hany Kauam -quien fue muy aplaudido-, Víctor Drija y la banda ganadora del Grammy, Train -de quienes los asistentes tan solo corearon el tema Hey, Soul Sister- fue una verdadera tortura para quienes compraron las entradas al área preferencial y general.

Fue ese grupo de fanáticos los que no solo tuvieron que hacer largas colas para entrar y aguantar el inclemente sol sino que además debieron luchar entre gritos para que las personas que se ubicaron en el área platinium, frente a ellos, los dejaran ver.

Paradójicamente, eran los fans de preferencial y general quienes enloquecieron.

Shakira cerraría el show, en el que sus caderas ganaron la batalla, con Hips don't lie y Waka-Waka. "Shaki, tú estás bien bonita, aunque también me gustabas cuando estabas más gordita, con el pelito negrito y la cara redondita, así medio rockerita", diría René de Calle 13, en Gordita.


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